Sofía era una niña muy despierta y trabajadora. Cada noche se levantaba nada más salir la luna y empezaba sus labores. La pequeña rodaba ladera abajo hasta su taller y allí creaba e ideaba los más bellos sueños. Los sueños eran muy juguetones y bailoteaban alrededor de ella constantemente. Aunque era divertido, no dejaban que Sofía siguiese trabajando. Para educarlos, la niña creó las estrellas, unos contenedores tan bellos como los sueños y prácticamente igual de frágiles por fuera; pero muy resistentes por dentro.
Al introducir los distintos sueños en cada recipiente estrella, este se iluminaba y brillaba de un modo especial y único. Sofía estaba tan emocionada con el resultado que sin darse cuenta triplicó su producción habitual de sueños. Todos ellos eran alegres, esperanzadores, amorosos, valientes, fieles, luchadores, apasionados e increíblemente luminosos.
Tantos y tantos imaginaba y guardaba, que empezó a quedarse sin espacio en su taller. Al terminar la noche, regresó a casa pensativa, ¿qué haría con tantos sueños? La pequeña se dio cuenta de que tenía que compartir sus sueños con todo el mundo y meditando en el modo de hacerlo posible se quedó dormida con el primer rayito de sol rozando su piel a través de la ventana.
La noche siguiente corrió veloz hasta su taller, hizo unos cálculos con sus diminutos dedos y salió de nuevo bajo el cielo. Alzó los brazos como niña que llama a su mamá y una nube suave y dulce bajó hasta ella; la envolvió y solo se escuchaban las risas de Sofía. Finalmente, la niña entró a su taller y tomó todas sus creaciones y las subió con ella en la nube hasta lo más alto del cielo. Una vez allí repartió las estrellas por la inmensidad del manto celeste. Estas felices tintineaban y brillaban aún con más fuerza que antes. Cuando la niña terminó, estaba exhausta y se quedó dormida en su nube. El cielo se veía hermoso.
Gracias a Sofía, cuando alguien se siente desolado, feliz, abatido, inspirado, eufórico, dubitativo, triste o inquieto, mira al cielo estrellado y encuentra allí justo lo que necesita: consuelo, ánimo, alivio, motivación, confianza, ilusión, paz y mucha luz.